martes, 10 de febrero de 2015

DESORDENES ALIMENTICIOS



A muchos niños, sobre todos a los adolescentes, les preocupa su aspecto físico y algunos se sienten acomplejados con su cuerpo. Esto es particularmente cierto durante la pubertad, momento en que experimentan importantes cambios corporales y en que han de afrontar nuevas presiones sociales. Desafortunadamente en una proporción de niños y adolescentes que va en aumento, esta preocupación puede llegar a convertirse en una obsesión que, a su vez, puede derivar en un desórden alimenticio. Los trastornos del apetito, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, provocan fluctuaciones exageradas en el peso, interfieren en la vida diaria y pueden repercutir negativa y permanentemente sobre la salud.

Los padres pueden contribuir a que sus hijos no desarrollen este tipo de trastornos favoreciendo el desarrollo de autoestima y actitudes sanas en relación a la alimentación y el aspecto físico. Si le preocupa la posibilidad de que su hijo pueda estar desarrollando un desórden alimenticio, es importante que intervenga y busque atención médica adecuada.

Sobre los desórdenes alimenticios


Por lo general, los desórdenes alimenticios incluyen la presencia de pensamientos y
sentimientos negativos y de autocrítica sobre el peso corporal y sobre la comida y de hábitos alimentarios que interfieren en el funcionamiento normal del cuerpo y las actividades cotidianas.A pesar de que los desórdenes alimenticios son más frecuentes en las chicas, también pueden afectar a los chicos. En EE.UU., son tan frecuentes que 1 o 2 de cada 100 niños sufren un trastorno de este tipo, generalmente la anorexia o la bulimia. Lamentablemente, muchos niños y adolescentes logran ocultar desórdenes alimenticios a sus familias durante meses o incluso años.Las personas con anorexia tienen miedo extremo a aumentar de peso y una visión distorsionada del volumen y la forma de sus cuerpos. En consecuencia, se esfuerzan por mantener un peso muy bajo. Algunas reducen la ingesta de alimentos mediante dietas, ayuno y/o ejercicio físico excesivo. Intentan comer lo menos posible e ingerir la mínima cantidad de calorías posible y suelen estar obsesionados con lo que comen.La bulimia se caracteriza por atracones habituales seguidos de maniobras de eliminación de alimentos. Algunas personas que padecen bulimia pueden experimentar fluctuaciones importantes en el peso, pero raramente pesan tan poco como las que padecen anorexia. Ambos trastornos pueden asociarse al ejercicio físico compulsivo o a otras medidas para eliminar la comida ingerida, como el vómito provocado (o autoinducido) y el uso de laxantes.Aunque la anorexia y la bulimia se parecen mucho, las personas que padecen anorexia suelen ser muy delgadas y con un peso inferior al normal, mientras que las que padecen bulimia pueden tener un peso normal o incluso sobrepeso.El trastorno por atracones, la fobia a la comida y los trastornos de imagen corporal también se están volviendo cada vez más frecuentes en la población adolescente.Es importante recordar que un desórden alimenticio es muy fácil que se vaya de las manos, puesto que se asocia a hábitos muy difíciles de erradicar. Los desórdenes alimenticios son problemas clínicos graves que requieren tratamiento profesional de médicos, terapeutas y nutricionistas.

Causas de los desórdenes alimenticios

Las causas de los desórdenes alimenticios no están del todo claras. De todos modos, se cree

que en ellas participa una combinación de factores psicológicos, genéticos, sociales y familiares.


En los niños con trastorno del apetito suele existir una gran diferencia entre cómo se ven a sí mismos y cómo son en realidad. Las personas que padecen anorexia o bulimia suelen tener un inmenso miedo a engordar o a tener sobrepeso y se ven más gordas de lo que están. Además, algunos deportes y actividades, como cheerleading deportivos, la gimnasia, el ballet, el patinaje sobre hielo y la lucha, que enfatizan determinadas categorías de peso, pueden incrementar el riesgo de algunos niños y adolescentes a desarrollar desórdenes alimenticios.

También existe una incidencia cada vez mayor de otros tipos de problemas entre los niños y adolescentes afectados por un desórden alimenticio, como trastorno de ansiedad y el trastorno obsesivo compulsivo. A veces, los problemas que se viven en casa pueden aumentar el riesgo de que un niño desarrolle comportamientos alimentarios problemáticos.

Algunos investigadores sugieren que las imágenes que aparecen en los medios de comunicación contribuyen a aumentar la incidencia de los desórdenes alimenticios. La mayoría de las mujeres famosas que aparecen en anuncios, películas, programas de televisión y actividades deportivas son muy delgadas, y esto puede conducir a que las niñas piensen que el ideal de belleza consiste en estar extremadamente delgada. Los niños también pueden tratar de imitar a un modelo ideal, reduciendo drásticamente lo que comen y haciendo ejercicio compulsivamente para desarrollar masa muscular.

La preocupación por la alimentación está empezando alarmantemente a afectar a niñas de temprana edad. Las investigaciones muestran que el 42% de las niñas de primer a tercer curso de enseñanza primaria quieren estar delgadas y que el 81% de las niñas de 10 años temen estar gordas. De hecho, en la población infantil, la mayoría de los pacientes con desórdenes alimenticios empiezan a manifestar el trastorno entre los 11 y los 13 años.

Muchos niños que desarrollan un trastorno del apetito tienen baja autoestima y el hecho de focalizar la atención en el peso puede ser un intento de tener sensación de control en un momento en que sienten que están perdiendo el control sobre sus vidas.

Efectos de los desórdenes alimenticios

Aunque es cierto que desórden alimenticio puede resultada de graves problemas de salud mental y de conducta, así como de trauma (como abuso sexual), también es cierto que puede dar lugar a graves problemas de salud estrictamente física. La anorexia y la bulimia pueden provocar deshidratación y otras complicaciones médicas, como los problemas cardíacos y la insuficiencia renal. En casos extremos, los desórdenes alimenticios pueden conducir a malnutrición grave e incluso a la muerte.
Cuando una persona padece anorexia, su cuerpo entra en un estado de inanición y esta falta de nutrientes puede afectar al organismo de muchas formas diferentes:

  • descenso de la tensión arterial, el pulso y la frecuencia respiratoria
  • pérdida de pelo y rotura de uñas
  • desaparición de la menstruación
  • crecimiento de lanugo, un vello fino que puede crecer sobre toda la piel del cuerpo
  • mareo e incapacidad para concentrarse
  • anemia
  • inflamación articular
  • fragilidad ósea
Cuando una persona padece bulimia, los vómitos constantes y la falta de nutrientes pueden provocar:
  • dolor abdominal permanente
  • lesiones en el estómago y los riñones
  • caries dental (por la exposición de los dientes al ácido del jugo gástrico)
  • hinchazón de mejillas, debido a que las glándulas salivales se dilatan de forma permanente por el hecho de vomitar tan a menudo
  • desaparición de la menstruación
  • pérdida de potasio (esto puede contribuir al desarrollo de problemas cardíacos e incluso a la muerte







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