martes, 10 de febrero de 2015

DESNUTRICIÓN 2

MARASMO

El marasmo es una delgadez extrema que resulta de una desnutrición severa, es decir, de una aportación ampliamente insuficiente de nutrientes o en el marco de la evolución de una larga enfermedad.
Está cerca de la caquexia caso en el que el estado general de salud está también profundamente alterado. Los casos de marasmo se observan sobre todo en las regiones con hambrunas o en los estadíos terminales de enfermedades graves como ciertos cánceres.

Un niño con marasmo tiene una apariencia de delgadez extrema, su peso corporal puede reducirse hasta menos del 80 % de su peso normal para su altura. El marasmo aparece en niños con desnutrición o con déficits nutricionales en sus primeros años de vida.
La incidencia del marasmo se incrementa antes del primer año de edad mientras que la incidencia del kwashiorkor
 aumenta después de los 18 meses.

Los signos son las características comunes de la malnutrición de proteínas y energía: piel seca, pliegues de piel suelta colgando sobre los glúteos, axilas, etc. Pérdida drástica de tejido adiposo de áreas normales de depósitos grasos como los glúteos y los muslos. Los afectados se manifiestan menos infelices e irritables en comparación con Kwashiorkor, vorazmente hambrientos. Aspecto escamoso de la piel debido al cambio de piel.

Es esencial tratar no sólo los síntomas sino también las complicaciones de estos desórdenes tales como infecciones, deshidrataciones y trastornos del aparato circulatorio que frecuentemente son letales y provocan una alta mortalidad si son ignorados.

El marasmo debe ser tratado, preventivamente, el objetivo es revertirlo progresivamente. Aunque el apoyo nutricional es necesario, la replicación agresiva puede provocar severos desbalances metabólicos, como hipofosfatemia.

El tratamiento debe ser establecido poco a poco para lograr la readaptación de las funciones metabólicas e intestinales en los seres humanos,
reposa en el tratamiento de su causa en caso de exista una patología identificada. Es importante la recuperación progresiva de una alimentación normal cuando el paciente está en situación de alimentarse por sí mismo. Si no es posible la alimentación oral los nutrientes deben aportarse por vía venosa (perfusión) o directamente inyectados en el estómago a través de una sonda gástrica.


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